
Introducción
Las corrientes principales de la poesía del siglo XVII se pueden enmarcar en el culteranismo y el conceptismo. Ambas surgen de la necesidad de algunos poetas por innovar y renovar el lenguaje poético culto del Renacimiento. Esta renovación se dio por dos vías que, en principio, parecen opuestas, y que causó enfrentamiento entre ellas. Mientras que el culteranismo se fijaba y concedía mayor importancia a la forma, el conceptismo se preocupaba más por el contenido.
El siglo XVII o "siglo barroco", continuó la línea de la poesía culta que se iniciara en el Renacimiento (principios del siglo XVI) pero por vías diferentes. Por un lado, se siguió con las últimas formas y temas, sobre todo la de Fray Luís de León; por otro lado se produjo un avance o renovación de lo ya conseguido durante el Renacimiento, en dos direcciones aparentemente opuestas: el culteranismo y el conceptismo. Decimos aparentemente, en tanto que ambos estilos comparten algunos rasgos comunes. Al mismo tiempo, la lírica popular y tradicional es seguida con interés por los principales poetas de esta época que también cultivan este género de poemas.
En los grupos poéticos andaluz y aragonés se manifiesta sobre todo la tradición clásica renacentista, incluso participando en las disputas literarias de la corte entre detractores y partidarios de Góngora, pese a que no se vieron afectados de forma tan directa como les sucediera a los poetas cortesanos. Muchas de las composiciones de este grupo continuarán con los temas de exaltación de la naturaleza, vida apacible, e ideales de estoicismo y serenidad.
Pero, es la renovación poética que intentan algunos escritores lo que da importancia a la evolución poética del siglo XVII. Góngora fue polémico en esa renovación, pues pretendió crear un lenguaje específico y alejado de la lengua clara y corriente, para incorporar a su poesía diversos recursos lingüísticos tomados del latín, y transformar otros nacidos durante el Renacimiento. Este nuevo estilo de expresión de Góngora fue llamado poesía culterana o culteranismo, y resultó duramente atacado por otros poetas de renombre, como Lope de Vega y Quevedo.
Quevedo también pretendía una renovación, pero no a través del juego de las formas, como hacía Góngora, sino del contenido, es decir, jugando con los conceptos. A esta otra orientación se le llamó poesía conceptista o conceptismo. Por lo general, ambos términos se ha entendido como opuestos, a pesar de que participan de elementos comunes.
Estilos y formas poéticas del siglo XVII
A) Culteranismo y conceptismo
Ambos estilos parten de un intento común de superar las formas renacentistas aunque separan sus estilos y siguen caminos estilísticos distintos. El culteranismo sigue la vía de la forma poética, y el conceptismo se encamina hacia el juego semántico y de conceptos.
i. Culteranismo
El culteranismo, que en un principio se definía como una voz peyorativa en contra de la poesía de Góngora y sus seguidores, pretendía hacer creaciones poéticas minoritarias y selectivas, utilizando recursos lingüísticos variados:
- Vocabulario: se manifestó una renovación del léxico poético mediante la introducción de numerosos latinismos, los cuales resultaban extraños en esa época incluso para muchos lectores cultos.
- Sintaxis: se produjo una auténtica revolución, pues se pretendía una aproximación de la sintaxis castellana al orden de la frase latina. Se recurría por ejemplo a hipérbatos, transposiciones, y construcciones clásicas como los ablativos absolutos o los acusativos griegos.
- Figuras y recursos estilísticos: Los procedimientos lingüísticos no fueron los únicos utilizados por el culteranismo en su intento de crear un nuevo lenguaje poético, sino que recurre también a otras figuras y recursos estilísticos. Así, la metáfora, tan utilizada durante el Renacimiento, es renovada extrayéndole posibilidades inexploradas; por ejemplo, estableciendo relaciones ocultas entre los objetos comparados (la comparación de los objetos es la base de la metáfora), pero en este caso no existe una identificación inmediata entre ellos.
- Motivos: el culteranismo recurre también con insistencia a motivos que ya eran utilizados con profusión durante el Renacimiento, como son los de tipo mitológico. En este periodo tales referencias clásicas se amplían, constituyendo su alusión un recurso constante.
Todos estos recursos son utilizados por el culteranismo para alejar el lenguaje poético del de uso corriente, lo que implicaba darle conscientemente a esta poesía un carácter minoritario y selecto. Góngora y otros poetas culteranos enriquecieron la expresividad poética con estos recursos literarios, aunque otros poetas con menos habilidad los utilizaron para cubrir la falta de inspiración poética o la variedad temática, convirtiéndose en una moda poco agraciada.
Góngora fue el máximo exponente de la poesía culterana, y de hecho a esa orientación poética también se le denomina habitualmente "gongorismo". La influencia de este genio fue inmensa, ya desde los primeros poemas que compuso. Incluso sus oponentes y detractores más férreos, como Quevedo y Lope de Vega, no se libraron de utilizar algunas de las técnicas Gongorinas.ii. Conceptismo
El conceptismo encaminó sus pasos hacia la modificación del contenido poético, o sea, la alteración del mensaje literario por diversos métodos. Partiendo del ingenio, se realizaba una progresión mental que se manifestaba en la agudeza y concluía en la expresión del concepto. Los conceptistas concebían que el juego de los conceptos constituía la creación poética y literaria en general.La orientación conceptista conseguía sus objetivos mediante recursos como la deformación de la realidad de forma humorística, ejemplo de la caricatura o el absurdo; el uso de equívocos léxicos y dobles sentidos, ideas o frases, hipérboles, antítesis de palabras, símbolos y alegorías...; o también la utilización de figuras de construcción, como los zeugmas.
LA POESÍA LÍRICA EN EL BARROCO (SIGLO XVII): GÓNGORA, QUEVEDO Y LOPE
A) Tradicionalmente se ha dividido la poesía lírica barroca española en dos grandes tendencias: CONCEPTISMO, con su máximo exponente en Quevedo, y CULTERANISMO, encabezado por Góngora. Estaríamos entonces ante dos movimientos liderados por dos genios poéticos de marcada personalidad que imponen su sello al panorama poético del siglo XVII.
CULTERANISMO CONCEPTISMOCorriente literaria que cultiva la forma de las palabras dejando en un segundo plano su contenido y pretende crear un mundo de belleza, impresionando para ello los sentidos con los más variados estímulos de luz, color, sonido y con un lenguaje ampuloso y culto.
Recursos- Abuso de la metáfora con el fin de crear un mundo de belleza absoluta: Puertas de rubíes en lugar de labios.
- Uso frecuente de cultismos: palabras tomadas del latín o del griego: Argentar en lugar de platear; tórrido, umbroso, áureo...
- Abuso del hipérbaton. Consiste en alterar el orden de una oración, con lo que se llega a hacer difícil su comprensión: Un torrente es su barba impetuoso, en lugar de: su barba es un torrente impetuoso.
Máximo representante: Luis de Góngora y ArgoteCorriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras; se puede definir como una agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia o el deseo de decir mucho con pocas palabras.
Recursos- Frecuentes metáforas, no con el fin de embellecer, como el culteranismo, sino para impresionar la inteligencia: Lumbre por pecado.
- Juegos de palabras: utilización de una misma palabra con significados diferentes: "Salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron doscientos cardenales, sino que a ninguno llamaban eminencia". (Quevedo.)
- Estilo breve y conciso, que se logra mediante la elipsis o eliminación de palabras. Aplican el refrán: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno".
Máximo representante: Francisco de Quevedo
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